FUTBOL AMATEUR
En realidad pocos saben a ciencia cierta lo que es jugar al fútbol, a nivel profesional me refiero, asumo que solo pueden hablar con propiedad sobre el asunto, esos escasos elegidos que han tenido la fortuna de jugar en un estadio con más de 45.000 almas, dándoles aliento o puteadas desde las gradas, según corresponda visitante o local (aunque tratándose del equipo de mis amores la puteada aplica incluso de local), y cargando la responsabilidad de no defraudar a una fanaticada multitudinaria o a un país entero y su ilusión. Cabe agregar que no se incluyen en el supuesto descrito a los ilustres señores árbitros, que si bien están justo donde se cuecen las habas, no saben que chuchas hacen ahí.
Por tanto, los que no hemos podido vestirnos de corto en las condiciones expuestas, no tenemos argumentos válidos y sólidos, para despotricar contra jugadores y técnico incluido respecto del desarrollo y resultado de un cotejo futbolístico, porque resulta que, al igual que los señores árbitros, no sabemos como mismo es que es la cosa.
Es igual que si uno asistiera a una operación de corazón abierto y acto siguiente arremetiera contra el galeno de turno, por no haber utilizado el bisturí con la destreza y la técnica que a uno le pareciera la adecuada. O que vilipendiáramos, desde la sala de espera, al anestesiólogo, por que bajo nuestra apreciación, no estuvo aplicado en su función, o peor aún por ser un pecho frío. Si, se que el ejemplo resulta exagerado y absurdo, pero se también que captan la moraleja de la fábula...
Por tanto, los que no hemos podido vestirnos de corto en las condiciones expuestas, no tenemos argumentos válidos y sólidos, para despotricar contra jugadores y técnico incluido respecto del desarrollo y resultado de un cotejo futbolístico, porque resulta que, al igual que los señores árbitros, no sabemos como mismo es que es la cosa.
Es igual que si uno asistiera a una operación de corazón abierto y acto siguiente arremetiera contra el galeno de turno, por no haber utilizado el bisturí con la destreza y la técnica que a uno le pareciera la adecuada. O que vilipendiáramos, desde la sala de espera, al anestesiólogo, por que bajo nuestra apreciación, no estuvo aplicado en su función, o peor aún por ser un pecho frío. Si, se que el ejemplo resulta exagerado y absurdo, pero se también que captan la moraleja de la fábula...
Jugar un picadito solteros contra casados en la calle cerrada del barrio, con una pelota vetusta y desinflada, apostando la media jaba, con dos latas de pintura que fungen como arco y bajo el pacto expreso de que el equipo que recibe primero un gol en contra se saca las camisetas, si bien es una experiencia cercana, no constituye lo mismo hay que reconocerlo.
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