El Día que Segundo Castillo le ganó a Maradona

Todos sabemos la historia de David y Goliat. Heroica narración que motiva a los débiles, a los que son, o les hacen creer, menos. Una invitación a la rebelión de los subestimados. Ayer David (Ecuador) le metió dos patadas a Goliat (Argentina), y que patadones, uno de 30 metros de distancia al ángulo a cobrar, y el otro con gambeta corta y pisada incluida.
David, en el cuento, al final de su épica batalla, victorioso, pero embestido de auténtica humildad, sentenció: "Lo primero es no tener miedo a nadie, por más gigante que sea. Lo segundo es estar convencidos de que tenemos la razón, de que es justo lo que queremos. Lo tercero es saber usar bien el arma que tengamos." Lapidario argumento.
Vizuete no es, y cada vez es menos, de mi agrado, mientras que el argentino, el 10, es uno de mis ídolos. No habrá otro que lo iguale, sencillamente es de otro planeta, claro está, dentro de la cancha.
Hace rato que le perdimos el miedo a los grandulones, a los galácticos, hasta nos dimos el gusto de faltarles el respeto varias veces, por eso se me hace tan ofensivo y reprochable el !Si se puede! a estas alturas del partido. Ya estamos en otra posición, crecimos y los demás se dieron cuenta, tampoco ahora somos los grandulones, pero en todo caso no jugamos a la hazaña, porque en efecto ya lo hemos logrado, sabemos lo que somos y podemos, no por posibilidades, sino por capacidades. No dependemos de un milagro hoy por hoy, por que si fuera por eso Argentina ganaba. No se olviden que Dios es argentino.
Ayer ganamos bien, con sustos, pero bien, sin desesperarnos con el paso de los minutos y el gol que no llegaba, pero buscamos siempre el arco contrario, con un medio campo que ya lo quisiera el mejor club del mundo. Sabemos cuales son nuestras armas, que no son pocas, y sabemos como usarlas, como hacer daño: salir jugando, topar corto sin desesperarse, abrir la cancha, no apresurarse en el pase, atacar por los costados, ser solidarios en la marca, y cuando no se puede por afuera, puntaso dirigido a la cabeza del arquero. Ayer no jugamos bonito pero se ganó, y porque ha de ser malo eso, se ganó, lo oyeron, se ganó. Castillo de lejos el mejor jugador de la cancha (Elizaga medalla de honor). Y al final del cotejo nadie fue a pedir la camiseta a Messi o Tevez, los nuestros se quedaron con la amarilla sudada puesta.
Este equipo es un Ferrari robotizado, sin nadie que lo conduzca, es una maquina en sincronía.
Vizuete sigue cayéndome mal. Me recuerda amargamente a un ex-presidente de la lista 3.
El populismo me da alergia.
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